
La vieja pluma,
Aun gastada por el uso,
Continúa arrastrando el viejo papel,
Que le estoy dando,
Son tantas las palabras escritas,
Las frases que con ella he dicho,
Que no quiero,
Mientras pueda,
Despedirme de ella,
No son años,
Solo meses,
Pues al ritmo que escribo,
La tinta se va,
En cada uno de mis ripios,
Que son muchos,
Quizás malparidos,
Pero al final son míos,
Y de esta pluma,
Que nació para vertedero,
Y yo quiero que a mi lado siga,
Pues aun siendo,
De paupérrima estima,
De materiales pobres,
No hay nada que de ella me sobre,
Pues tanto ha escrito,
Que hoy parece imposible,
Ha escrito de lleno un cuaderno,
De los de tantea cuartillas,
Que cualquiera que lo viera,
No creyera tal maravilla,
Así que aquí me despido,
Pues yo, y esta, mi pluma,
Seguiremos escribiendo,
Mientras no se acabe la tinta,
O ceda mi encarnadura.