
Hoy he encendido el ventilador,
por fin ha llegado el huidizo calor;
dejé ya la vieja sudadera,
aunque sé que aún no todo espera.
La primavera llegó cambiando,
casi todo gira, o sigue girando;
lo que más, las frías mañanas,
se alivian con mangas más livianas.
Delgados calcetines ahora uso,
y zapatos normales, sin abuso;
los botines guardados quedaron,
y las bufandas por fin se olvidaron.
No es que el calor reine allá fuera,
es que el aire sabe a primavera.
El invierno, por fin, se marchó,
y cuánto, cuánto trabajo costó.
Ahora la vida tiene otro color,
el sol estalla en su resplandor,
y la mañana canta dichosa,
aunque la oficina siga odiosa.