
Aquí estoy,
Como todos los días,
Pensando,
En lo que voy a contar,
De aquí al mediodía,
Hay tantas que relatar,
Mentiras miserables,
Cocainómanos, putas,
Ladrones, holgazanes,
Pederastas, maricones,
Repartidores de dones,
Y hasta prevaricadores,
Vaya colección,
Esos son los que nos mandan,
Y hay gente que se extraña,
Son nuestra representación,
Representan nuestros ideales,
Aquello con lo que soñamos,
Y después nos extrañamos,
De que no nos abran la puerta,
Por muy fuerte que llamamos,
Así que llego a colegir,
Con mi cabeza dañada,
Que, viendo esta hornada,
No me extraña nada,
Que, si nuestro país estalla,
Sea algo para llorar,
Pues intentar juntar,
A ladrones y asesinos,
Con la gente normal,
No es el camino,
Para a algún lugar llegar,
Ladrones que salgan corriendo,
Hacia la Francia cercana,
Y los asesinos que pidan,
A esos mismos que hemos mentado,
El pedazo de su tierra,
Que dicen que les han robado,
Y al final solo pienso,
Pensando con dificultades,
Que mejor andar solo,
Que mal acompañado.