
Días sin noches,
Noches a las que no llega el día,
Te llevaste mi alegría,
Y no me la quieres devolver,
Te amo como te amé,
Y me dejaste tirado,
Con el corazón desgarrado,
Y no te maté,
Cuando tenía que haberte matado,
Pues aquel aciago día,
Acabaste con mi vida,
Con todo lo que quería,
Y con ello dejé de ser,
Ya no soy nada, lo sabes,
Solo cáscara vacía,
Que no se puede llenar,
Y cuando te veo pasar,
Con tu altanería,
Te juro por mi puta “via”
Que te hacía querer,
Que te devolviera la vida,
Como hiciste con la mía,
Y miro el plateado,
De mi navaja, que refleja,
La ultima queja,
Que en esta vida tendré,
Ya no pienso en quitarte la vida,
Sí que te la quitaré,
Pues mereces su mordida,
Pero se me quita la vida,
Cuando pienso,
¿Cuándo muera, nada seré?
Y aprieto las frías cachas,
Que mi corazón hielan,
Y espero en la oscura esquina,
Abierta de par en par,
Para romperte el corazón,
El que partiste por “na”,
Y te veo mirar con la sonrisa,
Del que a tu lado sonríe,
Y se acaba la sonrisa,
Si, la tuya también,
Todo está ya “colorao”,
Todo está ya bien,
Y espero en la vieja esquina,
A que se acerquen con grillos,
Para penar porque te mate,
Y sin embargo…, me siento bien,
Me duele esa sonrisa,
Que se dibuja en mi cara,
Sabiendo, que la que me mató en vida,
En un charco rojo,
Ha muerto también.