
Amores, amores,
no son sino dolores,
que desgarran la garganta,
que parten sin más razones.
Mujeres, mujeres,
con sus luces y temores,
que hacen la vida maldita,
que llenan de sinsabores.
Celos, celos ardientes,
no bajan de cielos clementes,
sino que vienen del hierro,
de hombres rotos, dementes.
Pasiones, pasiones locas,
que arrastran con pocas bocas,
que te tienen por el suelo,
como idiota, sin consuelo.
Pero igual… te hacen sentir
algo que no se puede decir:
un fuego dentro del vientre,
vivo, brutal, persistente.
Es lo mejor de la vida,
aunque duela, aunque te mida.
Desamores, desamores,
cuando el peso de los amores
ya no cabe en el costado,
cuando todo está arruinado.
Cuando el alma no resiste,
cuando el pulso ya no existe,
y el quejío del dolor
te desgarra con ardor.
No sabes qué más hacer,
solo piensas en perder.
Piensas, sin saber por qué,
en todo lo que se fue.