
Caminar por la ladera de la montaña,
Donde la duda te alcanza,
¿subir, bajar?
Esperar la respuesta,
Que nunca llegará,
Quizás una avalancha,
Te haga descender,
O el camino ancho,
Te llevara a ascender,
El caso,
Es que, aunque sea tu deseo,
No es en el medio donde estás,
Por lo que has subido,
Quizás te has arrepentido,
De que querías subir,
Y coronar la lejana cima,
Llegar donde nadie ha llegado,
Ser el primero, el más bravo,
Pero ahora, cansado,
Con el cuerpo anquilosado,
Vence el hambre, el mareo,
El prístino deseo,
Seguro que ha quedado en nada,
Ahora solo te planteas,
Que quizás tengas que bajar,
Que subir era quimera,
Que el que eso quisiera,
Le faltaría un tornillo,
O quizás sería un chiquillo,
Y miras mientras suspiras,
La nieve en la cima,
Que parece reírse,
Desde su descomunal altura,
Y agachar la cabeza,
Y piensas en tu mala suerte,
Que no tienes el cuerpo fuerte,
Si lo hubieras tenido…
Y bajas por la ladera,
Pero todo ha cambiado,
Ya nada es lo que era.