Sombras que se Quiebran

Sombras que se quiebran,

Entre las rendijas que dejan pasar el aire,

Leves movimientos, lentos,

De la vieja lámpara que colgada está,

Crujir macilento del viejo sillón,

Que chilla ante mi presión,

Y la bombilla que espera,

Quizás con ansiedad,

A que toque el botón,

Y se marche la oscuridad,

Pero no quiero mirar,

Es la vieja casa,

De la que me marché,

Hace más de mil años,

Quedó como extraña,

Pues allí la dejé,

Quedaron los padres,

Una huraña hermana,

Que solos los dejé,

Era mi vida,

Nunca me arrepentiré,

Es ley de vida, eso lo sé,

Pero que desangelada,

Quedó casi sin nada,

Pues allí no se hablaba,

Sino empezaba yo,

Y ahora, sentado en el viejo sillón,

Miro ese techo manchado,

Antes de que firme esas escrituras,

Que seguro firmaré,

Y ya no habrá nada,

En la enorme casa,

Que mi padre compró,

Donde ya nada queda,

Ni vestigios de esa era,

Llena de grises oscuros,

De la que me marché,

Como ruido,

Quizás, hasta escapé,

Y tranquilo me levanto,

Recorro el largo corredor,

Abro la puerta, la cierro,

Y sin mirarla, le digo adiós.

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