
No ceso de escribir,
Y lamento que mi lamento,
Sea triste de solemnidad,
Pero solo es la verdad,
Del perro que ladra a la luna,
Porque lo dejaron solo,
Sin saber de qué iba la vida,
Cualquiera que a mí me viera,
Se lo hubiera comido la envidia,
Pero si solo un día,
Conmigo hubiera pasado,
Te aseguro que, de ese sitio,
Corriendo hubiera escapado,
No digo que fuera malo,
Tan solo que torre fría,
Donde siempre estás solo,
Aunque tengas compañía,
Solo era un perro,
Quizás de los de exposición,
Pero, a fin de cuentas,
Solo hasta la extenuación,
Incluso en soledad,
Aprendí a atarme los zapatos,
A mírame en el espejo,
Cuando apenas si llegaba,
Y nadie me dio consejo,
De cómo al final estaba,
Pero aquí estoy,
Cuando mi vida se acaba,
Nada me dieron,
Nada tengo que devolver,
Así que cuando llegue el momento,
Le sonreiré a la cara,
Y los mandaré al infierno.