
Pájaros, no veo, su canto ha huido,
árboles, no quedan, todo es olvido.
Solo hay páramos fríos de piedra,
sin vida, sin sombra, sin verde en la tierra.
Líneas manchadas, lugares perdidos,
soledad que grita en ecos dormidos.
Nido de máquinas, rugir monótono,
motores que suenan con tono insólito.
No hay trinos, no hay vida, no hay melodía,
solo el concreto que todo enfría.
Perdida en ángulos rectos la esencia,
de un mundo de acero que impone presencia.
Subo azoteas, ansío mirar,
solo hay mirlas y cuervos al azar.
Ningún árbol, ningún hogar,
¿dónde se fueron?, ¿dónde estarán?
Y bajo de nuevo, busco y no hallo,
no hay ramas, no hay alas, todo es desmayo.
Maldito lugar sin savia ni viento,
prisión de piedra, de gris y cemento.