Ríos de Colores (Rima)

Ríos que fluyen con tonos dorados,

de ocres paletas en lienzos pintados.

Árboles mustios, sin brotes, sin vida,

rojos y amarillos, su piel desprendida.

Colores densos, casi cerrados,

aguardan desnudos, los vientos callados.

Hablan sin labios los troncos erguidos,

mecidos apenas por brisas y olvidos.

Crecen con lluvias de otoño tardío,

con nieve fundida en su lento río,

despiertan entre las rocas dormidas,

las golpean, las rajan, trazando su vida.

Arbustos crecen, y entre rosales,

arcos se forman con sus umbrales.

Cierran el vado, cierran el paso,

pero el agua avanza sin miedo al lazo.

Canta el arroyo con dulce maraña,

rompe el quebranto que el eco acompaña.

Crecen los cauces, crecen los ríos,

huyen del monte, se vuelven bravíos.

Bajan al valle, crean vaguadas,

hijas del agua de grandes riadas.

Llegan al pantano, muere el camino,

queda en la presa su eterno destino.

Y el canto cesa, callan sus lazos,

como alcanzado por duros brazos.

Muere el murmullo, callan los saltos,

todo es llanura, se ahogan los cantos.

Todo lo cubre la sombra oscura,

ya nada brilla, ya todo es lodo,

el agua clara perdió su altura,

presa en el fango que oculta todo.

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