Se Acaban los Días (Rima)

Se acaban los días, se apaga la luz,

se cierne la sombra del vil impostor,

que azuza las masas con falso discurso,

vendiendo un cielo de ruina y dolor.

Hablan de un mundo sin diferencia,

donde el que tiene robó sin piedad,

y, con su verbo de vil elocuencia,

siembran rencores en la sociedad.

No importa el fondo, solo el reflejo,

todos anhelan su instante fugaz,

ser una imagen, un gozo añejo,

ser la locura en su eterno disfraz.

Sexos que entran en otros abiertos,

sueños de carne y de posesión,

Satanás ríe con pasos inciertos,

baila desnudo en cada estación.

Ciudades hijas de las borracheras,

de la lujuria y la enfermedad,

donde la vida no vale siquiera

lo que en la noche cuesta un jornal.

Todo es un trato, todo es comercio,

compras la carne, sellas la piel,

infantes, ancianas, placer perverso,

todo se paga, todo es papel.

Matar por juego, romper lo frágil,

causar un daño que no es real,

pues si el billete cubre el cadáver,

nadie pregunta si fue inmortal.

Sexos enhiestos, vientres rasgados,

cuerpos usados, como un ritual,

siempre hay un precio por los pecados,

siempre hay dinero que cubre el mal.

Si muere rota entre tus brazos,

nadie se queja, nadie sabrá,

se pudre en sombras, yace en los charcos,

y un nuevo infante la suplirá.

Pastillas rojas, gomas de engaño,

ojos en blanco, nada es real,

sueños eternos mientras destruyen,

falsos placeres de un mundo infernal.

Todo se compra, todo es vendido,

nadie pregunta, nadie ve más,

saca dinero, firma el olvido,

y vuelve pronto si quieres más.

Ciudades negras, de fuego y luto,

donde el demonio reina al final,

y en cada sombra, y en cada insulto,

ya no hay refugio, ya no hay moral.

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