
Sombras que crecen, largas y frías,
cual ramas secas de un bosque herido,
siguen la danza de noches sombrías,
bajo un espectro cruel y abatido.
La noche envuelve con su letargo,
todo en la sombra se torna incierto,
mas las estrellas, con brillo amargo,
rompen el cerco del cielo muerto.
Sonidos surgen de mil senderos,
ecos sin causa, sin rumbo o vida,
son solo ruidos, van sin primeros,
y en su vacío, todo se olvida.
Las huellas mudas de los lobeznos,
siguen caminos de sombra oscura,
sigilos suyos, pasos pequeños,
cazan sin miedo, sin gran premura.
Silencio puro, viento incierto,
hojas que rozan sin ser nacidas,
ramas que tiemblan en desconcierto,
trémulas, torpes, desconocidas.
¿El viento es fiel o traicionero?,
trae rumores, sombras perdidas,
voces errantes de aquel sendero,
que entre los pinos quedan dormidas.
Silencio negro, oscura calma,
ramas que danzan con el susurro,
las hojas giran con tenue alma,
mientras el bosque se cierra en su murmullo.
En su silencio se vuelve un mito,
se hace prisión de su propio rito.