Luz tapiada tras la densa persiana,
Que todo lo tapa,
Que impide que el mundo,
Se convierta en manada,
Sala pequeña,
Preñada de tantas cosas,
De almas cansadas,
Mil dispares elementos,
Dispersos y revueltos,
Que, como las propias aves,
En volanteadas,
Vuelan en manadas,
De dispares pares,
Estantes poco distantes,
De todo cargados,
De inútiles cosas,
Que, en su inutilidad,
En sagradas se convierten,
Por su grandeza,
Por su lealtad,
Pues son de recuerdos,
De lo que ya pasó,
Y en el alma se quedó,
Y todos forman,
De alguna manera,
Un mundo pequeño,
Donde moran los sueños,
De su solitario dueño.