
Cartas que escribir,
A cualquier sitio,
Sin remitente,
Sin siquiera el destino,
Sin indicar por asomo,
Cuál puede ser el camino,
Dentro, esperanzas, desatinos,
Dolores, amores queridos,
Peticiones, lloriqueos,
Alabanzas, lisonjas,
E incluso pedidos maniqueos,
Y a pesar de todo el concierto,
La carta no pesa,
Y aunque tuviera peso,
Habría que llevarla,
Pues contiene del alma,
Todo lo que ella sufre,
Ama, llora…,
Como se levanta,
Como se desmorona,
Como se hinca de rodillas,
Como con los puños doloridos,
Aun así, los yergue al cielo,
Querido dejarlo herido,
Y el cartero,
Que ni dios sabe quién es,
Con solo una mirada,
Sabe el directo camino,
Que a llevarla llevará,
A pesar de que, en el morral,
Se amontonan por millones,
Repetidas, las mismas peticiones,
Algunas, incluso de más,
Y cuando recoge alguna,
Se le escapa una sonrisa,
Que toda su cara alcanza,
Pues no es cartero, es mujer,
Y la llaman, Esperanza.