Montañas que No Puedo Ver

Montañas que no puedo ver,

Prados solo para soñar,

Aves de colores veo nacer,

Azul de cielo con los ojos al cerrar,

Cuando los abro,

El cemento es todo,

Rodeado de alquitrán,

De aluminio acerado,

Y el cielo gris, contaminado,

Atora al sol que no llega,

Y los edificios empequeñecen,

Ante las más altas montañas,

No hay extensos prados,

Cuando solo hay dos metros de acera,

Y de alquitrán cuatro,

Que separan a monstruos

A ambos lados,

Nada verde se vislumbra,

Quizás una alfombra tendida,

O unas viejas bragas desteñidas,

Todo es cable y línea recta,

Adoquín de granito,

Que se extiende hasta el infinito,

Y una señal cohibida,

Suplica más que ordena,

Que nadie suba a la rota acera,

Desconchones amargos,

Faltos de la mínima pintura,

Cables que cuelgan,

Desde todas las alturas,

Enredados, descolgaos,

Caídos, subidos,

Al final solo caos,

Y la sucia farola,

Que quizás alumbró un día,

Ahora mismo, morirse querría,

Pues no le llega alimento,

A y a pesar de sus intentos,

Solo da luz de día,

Y yo que pierdo mi rumbo,

Por esos macilentos caminos,

pregunto, no sé a quién,

que es lo que no hemos hecho bien,

para caer en esta moridera,

donde se destruye a cualquiera,

y sin esperar respuesta,

Sigo mi camino,

y no pregunto hacia dónde.

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