La Calle Estrecha (Rima)

La calle estrecha, de sombra vestida,

donde el sol nunca deja su huella encendida.

Altos los muros, fríos y oscuros,

sueños perdidos en ecos futuros.

Sombras pálidas cuando amanece,

rostros cabizbajos que nadie ofrece.

Fantasmas callados, figuras de niebla,

vidas ocultas tras su tiniebla.

Escaleras mudas, vacías de nombres,

nadie saluda, nadie responde.

Balcones muertos, ventanas heridas,

ojos cerrados, almas dormidas.

Desatinos, ruidos, voces sin dueño,

mil vecinos ocultos en su pequeño sueño.

Nadie se mira, nadie se toca,

todo se esconde tras puerta y roca.

Cada uno corre a su madriguera,

asustado y solo, sin más frontera.

Por miedo al roce, por miedo al daño,

se esquivan todos en el mismo baño.

Miro en las calles, miro en las aceras,

no hay quien me mire, ni quien me quiera.

Mil rostros pasan sin ser notados,

mil almas solas, mil pies cansados.

Y así transcurre la vida callada,

donde la gente se siente olvidada.

Soledad envuelta en ruido y verdad,

esa es la esencia de la gran ciudad.

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