Sonidos de Aves Cantoras (Rima)

Sonidos de aves, dulces cantoras,

perdidos quedan tras motos ruidosas.

La voz del bosque, su tierna pureza,

se ahoga en mares de gris fortaleza.

El verde muere entre el hormigón,

apenas brota con débil visión.

Un tallo nace, mas queda truncado,

muere al instante, polvo enterrado.

Cemento y hierro, asfalto y hollín,

el aire apesta a muerte sin fin.

Gasoil rancio, hedor a cloaca,

veneno humano que todo atrapa.

Sí, qué fortuna la mía, qué honor,

vivir en el centro del gris opresor.

Todo a mi alcance, todo tan cerca,

hasta la muerte me ronda la puerta.

Farmacias prontas, mercados, seguros,

almacenes repletos de bienes oscuros.

Pero en la calle apenas respiro,

no soy social, del ruido me exilio.

Si acaso salgo, me escondo en la sombra,

busco el refugio de un parque en zozobra.

Viejos azulejos que un día brillaron,

hoy son escombros que el tiempo ha olvidado.

Palomas sucias, ratas con alas,

cubren los bancos con su metralla.

Y en la entrada, un pozo, una alberca,

que hiede y brilla, la más puerca.

Patos nadando en agua impura,

pobres criaturas, su suerte es dura.

Los niños miran con ilusión,

mas que no toquen su corrupción.

Y amigo mío, casi olvidaba,

este jardín, que antaño brillaba,

no es otro que, en tiempos de altura,

los nobles Jardines de Agricultura.

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