Sonidos de Aves Cantoras

Sonidos de aves cantoras,

Murmullos de la naturaleza,

Que nunca a mis oídos llegan,

Pues motores de monstruos rodantes,

Las hacen más distantes,

Tanto que no se pueden escuchar,

Y en cuanto a ese murmullo,

Ese de la naturaleza,

Entre cemento y ladrillo,

Inútil empresa,

Apenas una mala hierba,

Un atisbo, un aborto,

Que se seca en un instante,

Y que el viento se llevó,

Sobre cemento armado,

Cable corrugado,

Y alquitrán de alquitrán,

Sobre olor a gasoil viejo,

A zumo de alcantarilla,

Que allí mismo se destila,

De los desechos humanos,

Sí, tengo suerte,

Soy afortunado,

Vivo en el centro, descentrado,

Todo lo tengo a mi lado,

Y si me tengo que enfermar,

Nada, nada,

La farmacia cerca está,

Bares, supermercados,

Agencias de seguros,

Tiendas de mil productos,

Hasta grandes almacenes,

Los que no quiero pisar,

Apenas salgo de casa,

No soy un ser social,

Y cuando de poco lo hago,

Busco la sombra, el amago,

Del cercano parque viejo,

Que ya solo es un reflejo,

De lo que fue un día,

Sillones de azulejos,

Que de nuevos mil reflejos,

Seguro que hijos de un gran artista,

Pero ahora, apenas queda a la vista,

Roturas y desconchones todo,

Qué pena de grandes proporciones,

Palomeras abandonadas,

Llenas de palomas y sus cagadas,

Nidos de enormes ratas con alas,

Que con las otras se complementan,

Y a la entrada una piscina,

Quiero decir una alberca,

Que casi siempre parece,

Por bien que la mires, la más puerca,

Eso sí, con algunos patos,

Que los niños que se atreven,

Miran con pasión,

Pero mejor que no se acerquen,

A saber, lo que padecen,

Por mucha que sea su blancura,

Su sangre, seguro que no es pura,

Y querido amigo, se me olvidaba,

Son los jardines de Agricultura,

Donde antes, hace tiempo, paseaba.

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