
Desde la vieja y desdentada ventana
de un pobre patio donde el tiempo se afana,
la vida se desgrana en su desvelo,
pensando en almas que se ocultan tras el velo.
Tantas historias, tantas heridas,
tanto dolor, tantas vidas perdidas,
tantas pasiones que el muro encierra,
como si fueran susurros de guerra.
En las paredes, oculto y callado,
se vive el drama de un mundo olvidado,
como si fuera, y bien que lo es,
un teatro de sombras sin altivez.
Mil emociones, mil sinsabores,
mil falsedades, mil sinsabores,
malvados ecos de un frío reloj
que dicta el pulso sin miedo ni error.
Y las ventanas, abiertas, cerradas,
siguen contando historias calladas,
siguen susurrando su amarga verdad,
que nadie escucha, que nadie oirá.