
Amanece tras frías ventanas,
la luz se filtra con sombras vanas.
El día inicia con paso ausente,
su claridad brilla indolente.
Las nubes surgen con lento andar,
hijas del aire que sube al mar.
La niebla cubre con gris lamento,
su fría esencia la arrastra el viento.
Y cuando quieran romper su tela,
el río toma lo que consuela.
El día estira su fiel rutina,
como si nunca su fin viera encima.
Al fin, el sol vence y desata,
las densas nubes que azul maltratan.
Y el mundo brilla, la brisa gira,
quizás la vida hoy sonría.