
Tiempos de tempestad, furia y condena,
cuando el diablo se sienta, juega y ordena.
Con la deidad, su farsa es verdad,
y el mundo entero su ley acatará.
Enanos de negro, puño en el cielo,
claman la guerra, sin fe ni consuelo.
Mano extendida, traición encubierta,
fuego y acero, la lucha es cierta.
Borregos marchan, van al degüello,
ríen, festejan su propio destierro.
Muerte y heridas, la noche se enciende,
nadie es inmune, la suerte no entiende.
Cuerpos sin nombre y campos desiertos,
donde cayeron, ya son recuerdos.
Demonios pactan con manos de horrores,
niegan la sangre, ocultan dolores.
Y al fin los muertos, en mármol y sombra,
son solo olvido que el tiempo deshonra.