
Las noches, algunas veces,
Se convierten en serpientes,
Que no nos dejan respirar,
Se agarran al cuello,
Nos hacen girar,
Buscar con los ojos,
Es esquivo reloj,
Que parece, el sí,
Haberse dormido,
Y la serpiente no avanza,
Te ha metido en su panza,
Te devora, te ha devorado,
Y sin darte cuenta,
Ya te has levantado.