
Ritmos que fueron, hoy son ceniza,
ecos perdidos en su desdicha.
Danzas de cuerpos, fuegos y almas,
hoy sepultados bajo la calma.
Nadie recuerda que en su jornada
alzaron torres, movieron almas.
Hombres cayeron, muertas quedaron
mujeres hechas polvo y escarnio.
Lanzas de plata, leves, certeras,
sellaron vidas en primavera.
Miles de luces, locos reflejos,
sombras ardientes de viejos ruegos.
Ojos cerrados, venas hinchadas,
pieles sin pulso, bocas selladas.
Cuerpos tendidos sobre la estera,
tristes despojos de fiesta fiera.
Nada persiste, todo se ha ido,
bajo la espuma sucio y vencido.
Rastros de un tiempo que fue locura,
hoy solo restos de sepultura.
Creímos todos que fue un gran sueño,
fue solo un lento desfile a un féretro.