De Nuevo Aquí

De nuevo aquí, miro el reloj, las puñeteras agujas que marcan ese cuatro que es difícil de masticar, es que cada vez duermo menos, que le vamos a hacer, es lo que hay, lo único bueno es que te da tiempo para hacer muchas mas cosas…, lo que también es malo, más bien, terrible.

Pero, olvidémonos de eso, la feria se acabó, de nuevo al tajo, al laburo, al curro, a lo que sea, el caso es que el tiempo, ese maravilloso aliado en nuestra ciudad, colabora como si le costara trabajo, bendito aire acondicionado, que esperemos que este año, no nos vuelvan a vender la moto, lo de los 27 grados, que ibas a la seguridad social, a cualquier moridero, y si, era más que eso, que tiene tarea, un cocedero de marisco.

A lo que iba, reentrada en la atmosfera, cada vez más densa, cada vez mas constreñida por los que tendrían que cuidarnos, y solo nos ordeñan, como buenos…, eso, lo que somos, pues el que calla otorga, por cierto, sigo buscando a alguien que los haya votado, no encuentro a nadie, que extraño: que los quieran botar, multitudes, pero solo si se puede hacer con el mando a distancia, que somos cada vez más, un país de inútiles, de muñecos de trapo, que hacen con nosotros lo que les da la gana, pero si callamos es que nos gusta, así que de eso, ni hablar más, que ya habla hasta el gato, aunque nadie hace nada.

El calor, que se nos echa encima como si fuera un paño de los de la abuela en invierno, un edredón nórdico fabricado en china, como lo que es, una losa que solo comprendemos los que lo sufrimos, no los que lo refieren desde Málaga o desde la islas Seychelles, que también hay que tener el morro de piel de rinoceronte, aparte de otras cosas, ninguna buena, porque los que nos quedamos aquí, no es por gusto, cada uno su historia, ninguna de gusto, o muy pocas, que de todo hay, así que ajo y agua, a joderse y aguantarse, que nos quedan tres mesecitos que se los daría a alguien que me cayera como el culo, que son muchos, pero no me dejan, así que calladitos y andando, eso sí, por la sombra, al mediodía, no, y con la botella de agua, que el de arriba, no perdona, que incluso siendo cordobés, también te puedes morir de un golpe de calor, que somos duros, pero no inmortales, aunque muchos, en nuestra altanería, lo creamos.

Que dios nos pille confesados…, como todos los años.

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