
Tocó la pantalla del móvil para desconectar, y la luz que indicaba que la conversación había sido grabada con éxito y enviada a la central, parpadeó en la esquina superior izquierda.
Se quedó pensativo, en apenas dos días su vida se había complicado en muchos sentidos, unos más agradables otros menos, y en ese momento sintió inquietud ante la velocidad con la que se sucedían de los acontecimientos; no le gustaban las cosas tan rápidas, prefería controlarlas, y aquí solamente se tenía que dejar llevar por el cúmulo de situaciones, se sentía como una pelota de pingpong, y eso no le gustaba, aunque se sentía seguro de que estaría a la altura…, por la cuenta que me traía.
Intrigado por esa historia, introdujo su clave en el ordenador y buscó «Tomás Valdivia». En unos instantes aparecieron varios con el mismo nombre, se fue al que buscaba.
Apareció la ficha con una foto de un Tomás Valdivia más joven. Obvió la morfología, lo conocía personalmente, avanzó hasta llegar al historial.
Restó los años, y con la fecha de nacimiento, le salieron sesenta y cuatro. Aparentaba menos el puñetero.
– Viudo de María de los Dolores Tordesillas López.
– Hijos dos, Ricardo y María Dolores (Fallecida).
– Antecedentes: No tiene.
Buscó «María Dolores Valdivia Tordesillas»
Apareció la ficha de carnet de una mujer joven de apenas 20 años, morena pero muy guapa con unos ojos verdes parecidos a los de Tomás Valdivia.
– María Dolores Valdivia Tordesillas
– Nacida en Córdoba, el 17 de Febrero de 1982.
– Fallecida causas naturales (parto), 15 agosto 2.000
– Hijos: uno Rosa Lupei Valdivia.
– Antecedentes: No tiene.
Buscó Rosa Lupei Valdivia.
– Nacida el 14 Agosto de 2.000
Padres: Aurel Lupei y María Dolores Valdivia Tordesillas.
Buscó Aurel Lupei
Apareció la foto de un hombre de ojos azules, guapo, pero con las facciones duras y un aspecto carcelario.
– Aurel Lupei
– Nacido en Honedoara (Rumania)
– Estatura: 185 cm
– Ojos: Azules
– Complexión: Atlética.
– Casado con María Dolores Valdivia Tordesillas (Fallecida)
– Hijos: Rosa María Lupei Valdivia.
– Marcas: Tatuaje de lobo en brazo derecho, sin leyenda, tatuaje en brazo izquierdo, corazón con la leyenda Lola/Rosa.
– Estado: En busca y captura. Peligroso.
– Sospechoso. Asalto Joyería Hermanos Mendoza (Madrid), dos heridos. 22/11/1996
– Sospechoso: Muerte violenta de Juan Rastrojo Muñoz y Alberto Rastrojo Muñoz. 10/01/1999
Seguía una lista interminable de delitos, pero aquellos, por las fechas y los protagonistas se le quedaron en la mente.
Supo de dónde venían los ojos azules de Rosa. Y su madre muerta en el parto, una triste historia, una vida dura.
Lo que no entendía ahora, era por qué Tomás quería ayudar a Antonio Calero, otro misterio más.
Salió del despacho y se sentó al lado de Montes que continuaba con la lista de joyerías.
– Demasiadas, -le contestó Pablo con hastío.
– Sí, ¿cuántas podemos intervenir a la vez?, -le preguntó, no sabía de los medios de los que podía disponer.
– Tenemos dos agentes, Santos, yo mismo y usted, digo tú, -le respondió con cara de resignación.
– ¿Y con eso pretenden que paremos la falsificación?, -se quedó sorprendido.
– Ya sabe el lema de la policía, pocos medios, muchos resultados.
Como todos los agentes, se mostraba desesperanzado.
– ¿Tenemos información más específica de alguna joyería que tengamos la certeza de que mueve ese material? -preguntó intentando buscar más posibilidades de acierto.
– No ha habido tiempo, -abrió las manos expresando su impotencia.
– ¿Al azar?, -preguntó pensando que era más acertar que escoger.
– Sí, -afirmó Montes.
– Planchazo seguro, ¿No tenemos ningún confite?
Le extrañaba que nadie los ayudara.
– No, y no queremos que narcóticos ni criminal metan los hocicos, ellos sí tienen, pero ya sabe, es nuestro problema. Departamento nuevo, viejos problemas, -eso era lo que tenían, expresado claramente.
– Añádale nuevo Inspector, dos subinspectores adscritos a la vez…
Perfecto, era lo de siempre ¡los nuevos!
– Tenemos que ganarlo a pulso, pero…con suerte, aunque, Maldonado, me parece que la gastaste ayer toda.
Eso le decía que cualquier cosa que obtuvieran sería fruto del azar.
– Seguro que sí, -respondió con desgana.