
Mentiras, solo mentiras,
la bondad se desvaneció,
entre fauces de lobos fieras,
y el justo nunca nació.
El cielo apartó su vista,
de la tierra vil y perversa,
pues cada nuevo nacido
la maldad hizo más tersa.
Nada queda de lo humano,
solo el llanto, solo el daño,
hombres contra sus hermanos,
cual chacales sin engaño.
Voraces bestias sin alma,
hielo, sombras y veneno,
todo en su paso destruyen,
con su instinto frío y pleno.
Hijos de antiguas vilezas,
refinan el mal con arte,
no hay un justo que se alce,
ni esperanza que los parte.
Que ardan todas las ciudades,
que la historia se consuma,
pues de aquellos que hoy gobiernan,
ni su sombra quede alguna.