
Sueños de la juventud perdida
Recuerdo aquellos años de locura,
las noches desbordadas de placer,
los cuerpos que se unían sin temer,
la piel ardiendo en fiebre y sin censura.
Amores que pasaron con premura,
sus nombres se me olvidan sin querer,
mas queda en mi memoria su poder,
su rastro en mi deseo y su ternura.
Hoy miro mi reflejo en el cristal,
un viejo que sonríe en su derrota,
pues sabe que vivió su vendaval.
Y aunque el espejo burle su derrota,
recuerda aquel susurro dulce y tal:
«Descansa ya, mi amor… no queda nota.»