¡Despierta Sur!

El sur se acaba en sí mismo,

y el desprecio, por fin, se tornará en polvo.

Quizá algún día, que nos dejen solos,

mejor sin malas compañías,

sin la peste de los poderosos,

sin la mentira en sus bocas.

Somos los pobres, los olvidados,

los que se arrastran por las calles doradas de los ricos,

las espaldas se nos doblaron de tanto aguantar,

de ser tan sumisos, tan sometidos.

¿Para qué servimos, sino para aplastar terrones,

para caer bajo el yugo de cañones,

y ser los primeros en caer en cada guerra?

Míseros jornaleros, mejor muertos,

se grita en las entrañas de esta tierra,

que nadie nace para ser esclavo,

que una bestia nos convierte, nos humilla.

¡Despierta Sur!

Cuna de civilizaciones,

destrózalos a todos,

a esos ladrones,

que roban tu tierra,

que nos hacen mendigos,

que nos quitan para después darnos,

un pedazo de lo que nos roban.

¡Volvámonos locos!

Que si no es para nosotros,

que nadie se lleve lo que es nuestro.

Que venga de donde venga,

del norte, del este, del oeste,

que no se quede con nada,

que solo un andaluz,

un hijo de esta tierra,

lo pueda disfrutar.

Se acabaron los jornales,

las espaldas dobladas,

las manos callosas sobre los hombros recios,

y ahora nadie manda en nosotros,

ni los dioses mentirosos,

ni los pencos ociosos,

ni los buitres de siempre.

¡Despierta Andalucía!

Riégalo todo de rojo,

que lo sepa bien el que venga a robar,

que aquí, no perdonamos,

¡que aquí quitamos,

por uno, por dos ojos!

Este es tu grito, tu tierra,

¡el sur, eterno en resistencia!

No nos toquen, no nos dobleguen,

porque somos el fuego que no se apaga,

el alma que arde más fuerte,

y que siempre, siempre,

resucita del polvo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *