
Calles vacías, sombras errantes,
silencios rotos por pasos distantes,
ecos perdidos, luces menguantes,
noches cerradas, frías, constantes.
Charcos dormidos, espejo incierto,
reflejan rostros de un mundo muerto,
siluetas pasan sin rumbo cierto,
huyendo siempre, en el desierto.
El granito entona su triste queja,
canción de pena, lamento que deja,
en viejas calles, donde la reja,
mira en la sombra, fría y perpleja.
Rincones llenos de soledades,
vacíos hondos, crueles verdades,
pasos se pierden, huellas fugaces,
hasta el alba, luz de contrastes.