
Una mañana cualquiera,
Cuando la lluvia no cesa,
Y el gris oscurece todo,
Cuando las miradas al cielo,
Son solo eso, huecos de esperanza,
En la planicie de las soledades,
Ladrillos húmedos,
Que oscurecen sus caras,
Entre los lamentos,
De las ventanas,
En los ocultos patios,
Que avergonzados,
Los que los pueblan,
Esconden la mirada de todos,
Orondas mirlas,
Que se enseñorean de todo,
Con la desvergüenza del conocimiento,
De lo ajeno, de lo que oculta,
Prismas rotos,
Sin continuidad,
Caras tristes,
Que se ocultan,
Ávidas por saber,
Que sucede,
Tras de las ventanas,
De entrecerradas persianas,
Y el cielo gris que no cesa,
En su color que todo lo tapa,
Incluso las vidas rotas,
Tras de las ventanas,
De deseos inconfesables,
De necesidades irrefrenables,
Ojos ávidos de todo,
De los que se marchan,
De los que apenas llegan,
Deseos, deseos ocultos,
En las ventanas,
Tras de ellas,
Vidas muertas,
Soledades infinitas,
Muertes en vida,
Parejas destruidas,
Humanidades que se olvidan,
Simplezas de lo que necesitan,
Y nadie les abriga,
Solo eso, nada más,
Muertos en vida.