
Cristales de colores,
Para ver la vida mentirosa,
De ese color rosa,
Que quieren que prevalezca,
Nadie puede abrir la boca,
Nadie puede decir nada,
Solo la gente callada,
Puede ver la madrugada,
Los que ladran a la luna,
Aunque sea con mil razones,
Desparecen en la nada,
Y oyes como a tu casa llaman,
Aunque no hayas hecho nada,
Y el miedo te agarrota la garganta,
Es el dominio del pueblo,
Del que siempre está ofendido,
El que te lleva detenido,
Para que venga la muerte,
Y a eso hemos llegado,
Casi sin darnos cuenta,
Solo dejando que alimañas,
Coman un poco todas las mañanas,
Ahora entre cuatro paredes,
Tras de una puerta maciza,
Ya no tengas prisa,
Que se acabó tu vida,
Que, aunque no te des cuenta,
Estas muerto, aunque caminas,
Mira al cielo huidizo,
A ese blanco desvaído,
Que en las paredes aparece,
No tienes culpa ninguna,
Pero sabes, inocente,
Que solo te espera una cosa,
La certeza de tu muerte.