
Mosaicos de vida,
Teselas dolidas,
Casi sin vida,
Movimiento continuo,
Sin razón en la partida.
Oscuridades de asfalto,
Variedades de metales altos,
Paneles de luz muerta,
Que señalan con alerta.
Mientras titilan,
Al sonido extraño,
De pasos solitarios,
En callejas en desengaño.
Desnudas de todo,
Hijos de la ausencia,
Abortos de vida,
Amontonados en penitencia.
Como míseras hormigas,
Trajes vacíos,
De igualdad fingida,
Gemelos, no hermanos,
Que matan su vida.
En las subidas,
A los nidos altos,
Sin saber, sin idea,
De que allí arriba,
El fracaso los espera.
Ningún perro sube,
Y quien lo intenta, sucumbe,
Hasta romperse la crisma,
Y vuelve al cemento,
De donde surgió su vida.
Se callan los cantares,
La ciudad grita,
A oídos que ya no oyen,
Destruidos en la caída.