
Días de sueños muertos,
Con ataúdes repletos,
Ojos suplicantes de lloronas,
Que lloran muertos malditos.
Guardan en sacos oscuros,
Despojos de los caídos,
Plegarias huecas,
De animales vencidos.
En desiertos de almas,
Dejados en sucios arcenes,
Por donde nadie camina,
Ni busca los bienes.
Ángeles de pago, bien pagados,
Cantan loores, a santos prestados,
Por caminos muertos,
Hacia pantanos callados.
Caballos negros,
Con pezuñas blancas,
Desentonan sonidos,
Entre clamores y chanzas.
Cantos de cielos caídos,
Entre rayos y relámpagos,
De desastres lejanos,
Comitivas en campos áridos.
Llenas de seres extraños,
Canciones muertas,
Cantadas por deformes enanos.
Y al final del camino,
Cuando la fila acaba,
Caballos negros,
Con pezuñas blancas.