
Azares del tiempo,
Oportunidades perdidas,
Momentos muertos,
Hijos de las despedidas,
Huesos de almas heridas,
Que no supieron,
Nada de nada,
Que no fueron enseñadas,
En este mundo desierto,
Donde solo sobreviven,
Los espíritus muertos,
Almas quebradas,
Que, como el roble,
Resistieron,
Nadie la enseñó a doblarse,
Cuando aullaba el viento,
A que agacharan la espalda,
A que besaran el suelo,
Cuando la tormenta llegara,
Y yacen quebrados
Troncos de árboles inmensos,
Que pudieron formar,
Los bosques más densos,
Magníficos, llenos,
Y hoy,
Por su valentía,
Por su estúpida entereza,
Derribados en el suelo,
No sirven,
Ni tan siquiera,
Para ser recogidos,
Como madera.