
El calor se aleja, la vida desmaya,
Diapasón de sonidos que el frío amansa.
El invierno avanza y la escarcha estalla,
Cubriendo la ciudad que en calma se calla.
Dormida y perdida, quieta y serena,
Esperando un rayo que el sol no ordena.
Los árboles ceden ante la pena,
Del agua que es nieve y todo enajena.
Silencio profundo, muerte aparente,
¿Qué fue de los pájaros y su canto ardiente?
¿Qué de los sonidos que aturden la mente,
Que hoy son memoria vaga y ausente?
Todo se oculta, la vida reposa,
Como un eco lejano que el tiempo destroza.
Soledad infinita, inmensa y hermosa,
De campos helados bajo luz dudosa.
El viento susurra su risa vacía,
Nada se mueve, la muerte es fría.
En la llanura blanca, la tierra yacía,
Cubierta de nieve, su fuerza perdía.
Pero aún espera, en su frío encierro,
Que el sol retorne de su destierro,
Que el calor perdido borre el invierno,
Y rompa el hielo que forja su entierro.