
Hoy se marcha una generación,
la del sufrimiento, la devoción,
la de aquellos que tanto sufrieron,
que con sus vidas nos ofrecieron
un legado sin igual,
y que ahora, sin señal,
en el silencio partieron,
sin dejar rastro de lo que vivieron,
de lo sufrido y significado,
de lo que en su tiempo han dejado.
Con sus vidas, trazaron el camino,
nuestro futuro, nuestro destino,
que ya es presente,
que se vuelve casi pasado, inminente.
Hoy, cuando sus figuras
se agrandan en las alturas,
aquellos que vimos su resplandor
sabemos que fueron de gran valor,
gigantes que, al final, partieron,
entre la neblina se perdieron,
la que oculta la esencia de la vida,
esa vida que nos dieron con su partida.