
Cuando la vida se escapa,
huye como ladrón que atrapa,
que sale de tu casa en un momento,
sin importar el resguardo y el intento.
Por mucho que la hayas protegido,
te dejará vacío y vencido.
Un solo movimiento,
una mueca, un lamento,
una milésima de segundo,
y después, nada en el mundo.
La pasada vida se desvanece,
y el recuerdo de lo que eras perece.
Se olvida lo que fuiste y aparentaste,
lo que en vida simulaste.
El tiempo, voraz y devorador,
te traga, y en su abrazo destructor,
desapareces sin un rastro certero,
quizás al infierno,
quizás al paraíso frío y eterno,
o quizás, solo quizás,
desaparezcas en la nada sin más.