
Es una noche cualquiera,
No importa si es un desvelo,
O de la mañana temprano,
Es la soledad de vida,
El postrer deseo de marchar,
Como en un sueño,
Y dejar esta tierra,
Poblada de hijos de perra,
Y jugar por otra,
Desconocida, ignota,
Dicen que más vale lo conocido,
Que lo que quieras o puedas conocer,
Y quizás sea cierto,
Cuando miras a la cerca del vecino,
Yo eso no discuto,
Ni quito razón ninguna,
Solo digo al que me escuche,
Que, de arrastrar esta vida,
Hace tiempo que de sobra me cansé,
Apenas cuando me vaya,
No habrá pena callada,
Pero sonreirá la canalla,
Al verme partir sin vuelta,
Y espero que cada uno tenga,
El final que se merece en su creencia,
Y los que en nada creemos,
Solo que desaparezcamos,
Como si hubiera sido un sueño,
Nuestra pequeña existencia,
Y quedemos como nada,
Como lo que éramos antes,
Nunca cambia nada.