
No hay sosiego
En la vida,
En el amor,
Todo es una condena,
Una carrera,
Que nos enloquece,
Que nos deja sin alma,
Sin consuelo,
Cortada la respiración,
Roto el pobre corazón,
Y siempre aparece el miedo,
A todo, a nada,
A cualquier cosa,
Al más mínimo movimiento,
Las hojas que roza el viento,
El corazón se detiene,
Sin saber lo que viene,
Y el hombre edifica una cada,
Más tarde un castillo,
Después una fortaleza,
Pues piensa,
En su cerebro ignorante,
Que eso detendrá,
Lo que su alma siente,
Pero el temor continúa,
Más altas sean las murallas,
Más gente que las proteja,
Y deja la vida,
Para pagar sus soldadas,
Que aun siendo,
El más rico del planeta,
Tu alma estará inquieta,
Sin saber en qué momento,
El más leve movimiento,
Pasará a ser certero,
A confirmar el temor,
Ese que tanto temía,
Y que, a pesar de los impedimentos,
Se llevará la vida,
Y dejará su alma,
Con tan poca calma,
Como cuando,
Con el corazón encogido,
Se esconda tras de las sábanas,
En su solitaria cama.