La esperanza se marchita,
Día a día se debilita,
Se va con la ilusión,
Y solo queda dolor en el corazón.
Esperar buenas nuevas,
Que nunca llegan, siempre se niegan,
Miramos al cielo vacío,
Esperando lo que nunca ha venido.
Cuando lo único cierto,
Es que nada responde en este desierto,
Mira a vista de tierra,
Donde nos roban la vida en su guerra.
La esperanza y los sudores,
Nos matan con sus errores,
No pidas nada a ese cielo hueco,
Todo duele y quedas seco.
Levántalo con firmeza,
Une a los que sufren con destreza,
Que surja la justa ira,
Que arrase las calles frías con su mira.
Que asuste a los ladrones,
Que tiemblen con mil razones,
Que les falte el aliento,
Y entiendan que no es un cuento.
Que lo robado sea devuelto,
Que paguen por lo mal resuelto,
Que su camada sienta frío,
Y el miedo les cale hasta el hastío.
Que no sea solo tu alma,
La que llore sin calma,
En las tristes mañanas,
Donde el sufrimiento no sana.
Quizás solo queden ruinas,
Quizás nada ilumine las colinas,
Y vuelvan a reinar los lobos,
Pero visibles serán, sin escudos ni robos.
Y con un palo llevando,
Amenazarlos podrás estando,
Pues sabrás quién es el que viene,
Que antes, lobos con sonrisas en redes,
Eran los que causaban,
Esos malditos males que arrasaban.
Así que, aun con frío en mañanas,
Te levantarás con fuerzas tempranas.
Pues lo que consigas con dolor,
Será tuyo, ganado con valor.