
Pasan los días, inexorables,
Como hojas secas, inevitables,
Las que de los álamos caen en invierno,
Y se mecen en ese viento eterno.
Lentamente flotan en el aire,
Como queriendo evitar el desaire,
Del suelo que siempre las espera,
Que, aunque luchen, nunca libera.
Así son los días de nuestra vida,
Parecen iguales, sin salida,
Con su paso lento y constante,
Aunque el tiempo siga adelante.
Parecen no pasar, tan despacio,
Pero avanzan, en su espacio,
Como un rayo que no se ve,
Que al final nos alcanza, lo sé.