
Noches de pesadilla,
Que nos trae la vida,
Tras tantos esfuerzos,
Y lágrimas contenidas.
Sufrimos como perros,
Comiendo sobras ajenas,
Nos castigan con sus hierros,
Y nos causan las penas.
Más que las que nos da la vida,
Malditos amos de esclavos,
Solo con el nombre cambiado,
Nos rompen con sus agravios.
Amos de cuerpos deslomados,
Encadenados a sus manadas,
Criando otros perros callados,
Que no muerdan a sus espadas,
Y siga girando la rueda,
Con sus almas atrapadas.