Calle peatonal que nace en la calle Conde de Torres Cabrera, junto a la taberna Góngora, y se dirige hasta la plaza del Cardenal Toledo. Su nombre se encuentra en honor a Don Lope de Fitero, que fue obispo de Córdoba.
Hasta los años sesenta del siglo XX la calle era conocida y señalada en sus correspondientes placas solamente como calle Fitero.
En los años 30, 40 y 50, la existencia en la calle de un famoso cabaret, conocido como El Kursaal Andaluz, proporcionó las consiguientes y no muy deseadas connotaciones, para los escasos residentes, al identificar el nombre Fitero con el del establecimiento de tal reputación para aquella época, así como los establecimientos para el ejercicio de la prostitución como la Casa de Doña Lola
Nuevos inquilinos que ocuparon viviendas construidas a principio de los años setenta, promovieron y lograron que el Ayuntamiento incorporase lo de Obispo a la escueta y previa denominación de Fitero. Obispo Fitero, además de más completa, pareció entonces una denominación más acorde, adecuada y cercana a las buenas costumbres. La incorporación de la mitra al apellido solitario servía para lustrar adecuadamente la deslucida denominación.
Por su ubicación, también fue llamada calle Huerto de las Capuchinas así como calle Fitero.
En esta calle tuvo su residencia el marqués de la Vega de Armijo.
