Dioses Negros (Rima)

Dioses negros, de la fría mañana,

de vagones llenos, rutina inhumana.

De sueños rotos que bajo las vías yacen,

sin vida, muertos, que ya no renacen.

Dioses del hedor, que al calor despiertan,

de humanidad viva, pero almas que apestan.

De pies cansados, de almas sentadas,

el vagón se mueve entre vidas quebradas.

Segundos, minutos, horas sin huella,

pero siempre la monotonía, sin estrella.

El cansancio que apresa, la obligación temida,

cada día lo mismo, repetir sin salida.

Movimientos lentos, sacuden el vagón,

con cansino hacer, todo es opresión.

A cada uno en su sitio, la rutina castiga,

latigazos invisibles, el alma fatiga.

La oficina, la fábrica, el burdel, la mafia,

todos son yugos de la misma sinfonía.

Hacer lo que no quieres, soportar al tirano,

que levanta el brazo, y te golpea de antemano.

Alimañas que ves, que solo destrozan,

compañeros que callan, pero te desgastan.

Y el día se estira, los segundos no caen,

mientras muere el alma, y la desgarran.

Pues sabe que al final, en su agonía,

otro nace, otro sigue en su sombría vida.

Hasta que la fila, en la distancia se pierde,

y ya no queda esperanza, muere.

El tormento no acaba, el alcohol lo entierra,

drogas, silencios, todo arde en la hoguera.

Trabajo de niñera, de cuidar al que golpea,

sin un lugar para huir, solo queda la pelea.

Y el que puede matar, lo hace sin freno,

el que no puede, sucumbe en su terreno.

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