
Amaneceres ansiosos de gran pesar,
que nace apenas al despertar,
frío o calor, ¿Qué más dará?
Empiezas otro día, uno más,
la vida que un día te matará,
que en su ansiedad te ahogará,
lo que deseas que pronto termine,
pues cada día más te deprime.
Peleas de perros, asesinos feroces,
que en tu mente nunca viste entonces,
ladridos, bocados, fauces abiertas,
buscando vísceras, heridas ya ciertas.
Ojos rojos, venas hinchadas,
como si fueran a ser reventadas.
Los miras, los tuyos reflejan
que eres uno de esos que dejan,
como perros, luchar hasta el final,
aunque solo quisieras llorar.
Pues aunque lo intentes creer,
jamás te podrás absolver,
no eres el niño inocente
que quieres imaginar en tu mente.
Eres uno de esos malditos perros,
que en la lucha a muerte sin destierros,
los has visto, y en esa misma escena
has luchado, como fiera en la faena.