
Última noche sobre esta tierra,
física, me lanza al vacío, me destierra,
ahora me disuelvo, me extingo lento,
víctima de veneno o cruel tormento,
quizás de un disparo, tal vez algo extraño,
y en ese cielo prometido, me apaño.
Por mucho que han querido, yo no he creído,
en ese edén celestial tan renacido,
por eso, hace años que estoy tan frío,
solo pido desaparecer en el vacío.
La pérdida absoluta, como si nunca existido,
porque si el dios de los creyentes ha sido
quien hizo al hombre a su semejanza herida,
el cielo puede darse por humillado, por vencido.
Y esta pobre persona que soy yo,
no quiere la compañía, ni el calor,
solo pide disolverse en el vacío,
en el éter profundo, en olvido sombrío.