
Rastros de nave a la deriva,
rastros de almas perdidas,
recuerdos de toda una vida
que bajo el agua se hunden,
perdidos, abandonados,
esos recuerdos amados,
incluso los traicionados,
aun los odiados,
y aquellos que fueron adorados.
Los que más nos dieron vida,
los que nos la arrebataron,
olas que llevan recuerdos,
movimientos que agitaron
locuras, momentos vividos,
de una vida que se ha perdido
en esos viejos recuerdos,
que dejamos abandonados,
al olvido desechados.
En un mar triste y abatido
se hunden los sueños caídos.
Quizás ya no quieras vida,
ni lo que dejó en su movimiento,
pero las olas, sin entendimiento,
te traerán esos recuerdos,
no importa dónde te escondas,
ni a dónde huyas, ni a dónde vayas.
Y en el lugar que menos esperas,
en esa playa desolada y ajena,
donde depositarlos duela,
llegarán esos recuerdos,
los recuerdos de tu vida entera.