Sueñas que te Soñé un Día (Rima)

Soñé que te soñé un día,

Que fuiste el alma mía,

La eterna esencia del amor,

Que lo fuiste, y lo juro por mi honor.

Hoy, olvidado aquel tiempo,

Donde reinaba el sentimiento,

Tal vez te preguntas, ya fría,

Por qué sola amarras tu melancolía,

A un vaso que te calma el dolor

Como si fuera mágico, un encantador,

Que quitara el pesar que te condena,

Que te envolviera en falsa dicha plena.

No me ves, pero te observo,

Sentada, tu tristeza conservo,

Abandonada sobre la fría piedra,

Despeinada y rota, ya sin tregua,

Medio desnuda, sin querer mirar,

Con la cabeza en el muro de piedra al llorar.

Y aún te extraño, es fiel certeza,

De que jamás volveremos, es tristeza.

Nos separa la vida, culpas compartidas,

Tomaste tu senda, sin vuelta a la mía.

Quisiste un futuro lleno de oro,

Tal vez fortuna, o vacío en decoro,

No lo sé, ni quiero preguntarlo,

Solo sé que aquí estoy, en mi reclamo,

Viéndote, medio desnuda y sola,

Destruida por la promesa que ahora te inmola.

Y te abrazaría, sin duda, te consolaría,

Te diría que la dicha pronto volvería,

Pero no puedo, no mentiré,

A pesar de que amarte quiera, no lo haré.

Escogiste tu rumbo, al dejar mi camino,

Dejaste atrás el destino divino.

Y lo siento, amor, no hay perdón,

Aunque te amé con devoción.

No habrá retorno ni paz en mi pecho,

Lo hecho, hecho está, y pesa en el lecho,

Perdonar no trae el alivio buscado,

Lo que pesó, volverá a ser pesado.

Y no creas que al verte en esta ruina,

Me complace tu pena genuina.

Con copa en mano, medio desnuda,

En la fría piedra, abatida y muda.

Te consolaría, contigo lloraría,

Hasta que mi mente se extraviaría,

Mi corazón elevaría al cielo,

Pero no puedo, lo admito sin desvelo.

Y con el alma herida me levanto,

Te dejo allí, amor, con tanto quebranto.

Y antes de marchar para siempre,

Te miro y mi corazón no miente.

Aunque lo creas difícil de aceptar,

Te deseo lo mejor, aunque me haga llorar.

Y me alejo, sabiendo que mi marcha

Es sarmiento que en mi pecho se agarra.

Mi corazón tal vez no sane jamás,

Pero, amor mío, esto es lo que será.

No volveré, aunque lo desee cada día,

Te sueño hoy, como te soñé un día.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *