En los Picos de los Cuervos (Rima)

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Sobre la ciudad, en las cumbres,
Los cuervos vuelan llevando sombras,
Y las almas de los muertos se disuelven,
la de los viejos que en sus casas se ahogan.
Caídos en vida, olvidados en escombros,
Dejados en casamatas y asilos fríos,
En rincones oscuros, en huecos sin fondo,
Desaparecen en el viento, de cualquier modo.

Mientras los amados lloran sin fe,
Esperan un regreso que nunca será,
Solo una urna vacía sin nombre ni ser,
Pobres muertos solitarios en su pasar.
Pobres padres que dieron la vida entera,
Desdichados creadores de todo lo bueno,
Ahora abandonados, sin nadie que los quiera,
A morir como perros, tras dejar hasta los huesos.

No hay excusa que justifique este fin,
Ni Dios que lo permita en su juicio final,
Pero sucede, pasa, aquí, cerca de ti,
No en tierras lejanas, ni en historias irreal.
Hoy han venido a por él,
Mañana, quién sabe si por ti,
O por algún amigo fiel,
Todos con la misma cicatriz.

El haber vivido sin ser vividos,
Como sombras para aquellos que nos olvidan,
Pues lo hicimos todo por los demás,
Y al final, solo el cuervo nos mira.

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