Quiero un lugar al Sol (Rima)

Quiero un lugar al sol, lejos del frío,

Donde la lluvia no apague mi brío.

Pero ahora, perdido en el desespero,

Sé que ese día nunca será sincero.

No cejé en el empeño con fervor,

Como aquellos que lucharon sin temor.

Pero las fuerzas ya se me han quebrado,

De puro viejo, estoy desmoronado.

Toda una vida luchando sin descanso,

Contra el mundo y su insaciable avance.

Y al caer la noche, en cruel remanso,

Tu propia gente te da el último lance.

Luchaste con gallardía y honradez,

Y tus funcionarios, llenos de doblez,

Cobardes, jugaron con picardía,

En este país de vil estratagema y avaricia fría.

Maldito país de bribones y chulos,

De chupasangres y serviles rulos.

De putas, borregos y lacayos,

Donde se castigan los de agallas tallos.

Donde lo que más se castiga, sin razón,

Es tener cojones para la ocasión,

Para enfrentarse a la vida dura,

Sin necesitar de nadie la ayuda pura.

Ahora mi cuerpo cansado pide el pago,

Lo que se prometió, tras tanto estrago.

Pagando con sudor toda una vida,

Me dejan como fiera en guarida perdida.

Malditos, pérfidos rufianes detrás,

De escritorios llenos de sombras y maldad.

Almas turbias, de intenciones sesgadas,

Que roban con manos despreciadas.

Malditos hijos de la pereza vil,

De la desidia, sin nobleza sutil.

Conocemos bien su única osadía,

Que viene de madres de dudosa valía.

Piernas abiertas en míseros burdeles,

Por monedas que no llenan papeles.

Y padres bujarones, de sucio comercio,

Que venden su carne en vil desprecio.

Esos rufianes que me niegan el sustento,

Nunca han visto la selva ni su aliento.

Nunca han luchado con alma sincera,

Solo saben vivir de manera rastrera.

Lo que pagué confiando en su bondad,

Se ha convertido en simple crueldad.

Ahora son buitres alados de maldad,

Mercaderes de la peor casquería y necedad.

Hijos de incestos podridos y malolientes,

Cadáveres de peste agria y repelentes.

Muertos del más sucio mal fario,

Yo os maldigo, funcionarios del osario.

A vosotros y a vuestra ralea perversa,

Que el que os llame padre, bien que ladra.

Pues nace de perro o perra en guarida,

En la miseria de una vida perdida.

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